Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de mayo, 2010

Hoy lloro por ti...

Anoche tomé tu foto en mis manos y me quedé mirándola fijamente....han pasado casi dos años desde tu partida y por primera vez en ese tiempo me permití hecharte de menos. Pienso que en nuestro afán por apartar el dolor de la partida nos limitamos al mismo tiempo de sentir. Y sentir para mi es parte de vivir... Recordé la última vez que me quedé mirándote fijamente antes de que estuvieras en lo que fue tu lecho de muerte. Estabas ya muy enfermo y de haber sabido que te quedaba tan poco tiempo entre nosotros te hubiese abrazado fuerte. Se lo que vas a decirme...que te abrazé y te besé hasta el cansancio durante tu última estadía en el hospital. Que te besé y te abrazé en aquella fria morgue cuando tu alma había dejado ya ese cascarón que llamamos cuerpo. Si...fueron muchos besos y abrazos durante tantos años y siento...siento que aquella vez aunque te besé no te dí un abrazo. Era Lunes y había dejado la sopa que tu con tanto esmero mandaste a preparar para mi...sabías exactame

Un Dios que no Abandona

La vida está compuesta de momentos, algunos felices y otros extremadamente tristes. Es en esos momentos cuando se pone a prueba nuestra Fé, donde nuestro corazón se arruga, se acongoja y se llena de un pesar que pareciera partirlo en dos. Nunca es fácil decir adios y mucho menos decirlo cuando ese adios implica la separación física definitiva. No importa si tienes que decirlo a tu abuelita de 105 años que vivió una vida plena o a la hermosa hija de una amiga que solo vivió sesenta y un dias....decir adios no es fácil. Pienso que cada quien viene con un plan de vida, algunos lo agotan más rápido que otros, al final, es la enseñanza que nos dejan y el gran amor que nos dieron durante la vida lo que nos mantiene a flote y la certeza de ese re-encuentro se vuelve nuestro norte cada día. Ver partir a nuestros seres queridos es una experiencia dolorosa que nos marca la vida, nos arranca un pedazo de corazón y nunca jamás volvemos a ser los mismos. Cada vez que me toca, directa o indirecta