En esta semana encontré un versículo hermósisimo en Lucas Capitulo 9, Ver. 48.
"Y les dijo: Porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ese
es el más grande".
A muchos de nosotros la vida nos ha premiado con una gran carrera profesional o con una posición económica holgada....talvez hemos conseguido tener esa Jeepeta del año que todos quieren o hemos disfrutado de viajes y comodidades con los que algunas personas ni siquiera sueñan.
Todo esto nas hace sentirnos importantes, en ciertos círculos inclusive nuestras opiniones son "valoradas" y podríamos llegar con el tiempo a sentirnos que realmente somos "grandes".
Sin embargo, este hermosísimo versículo de Lucas trae a mi un par de reflexiones que me gustaría compartir con ustedes. Una de ellas es relativa a la vida de Jesús. Jesús nació en el seno de una familia pobre, su padre no era Gerente o Vicepresidente de ninguna gran empresa y su madre, ama de casa, manejaba un "burro" en vez de una Jeepeta del año, Jesús probablemente no asistió a los mejores colegios
privados de la época y tampoco tuvo la vida "fácil" que muchos de nosotros hemos tenido. Aún así, hoy en día nadie duda de la grandeza del hijo de Dios...
Cuántos de nosotros hubiesemos prestado atención a lo que Jesús tenía para decir?, cuántas veces vemos a un niño que trata de limpiarte el cristal del vehículo y simplemente se baja el vidrio para darle "un peso" y ni siquiera miramos su rostro, cuántas veces le hemos pedido opinión a la Sra. que limpia nuestra casa con relación a algo?...sin embargo la palabra de Dios lo dice claramente..."Porque el más pequeño
entre vosotros...ese es el más grande".
Esa pequeñez a la que se refiere la escritura no es solo la pequeñez económica o la pequeñez social, pienso que hace referencia a la humildad...el más humilde entre nosotros...ese es el más grande. Muchas veces asociamos la palabra humildad con el término pobreza...cuando realmente la humildad es una de las virtudes más
claves de la vida cristiana.
Me gusta mucho esta definición que encontré en Internet
"La humildad es reconocer nuestras cualidades sin alardear de ellas y aceptar nuestros defectos. Ella nos libera del orgullo, la soberbia y de considerarnos mejores que los demás. Ella nos permite ser capaces de reconocernos y reconocer a los otros como esencia de Dios, como espíritus llenos de Luz que vinimos al campo material para experimentar el Amor que somos. Como seres materiales somos imperfectos por la inconsciencia en que vivimos a Dios, y con la humildad, logramos reconocer tanto nuestros actos de Amor como de desamor".
Santa Teresa dío una definición de la virtud de ser humilde "la humildad es andar en verdad", no es ser debil, no es la virtud de los débiles, es la virtud de los mas fuertes, la humildad es ser transparente y auténtico, poder reconocer nuestras fortalezas pero también nuestras debilidades, reconocer que somos imperfectos como
cuerpos materiales pero reconocernos y reconocer a otros como esencia de Dios.
Visto desde este punto de vista...quién no quisiera ser el más pequeño ahora?, para ser "grandes" no hay que alardear de lo que tenemos o de lo que hemos logrado, pues inclusive podemos encontrar en Mateo, Capitulo 6 que Jesús dijo "que no sepa la mano izquierda lo que ha hecho la derecha". Al final de nuestras vidas cuando la hemos vivido con humildad somos "grandes" desde nuestra "pequeñez" material...y al final...la grandeza de espíritu es la que realmente importa.
Mi segunda reflexión es relativa a la curiosidad que siempre tuve de comprender que había hecho a Francisco, mi cuñado, tan "grande" aquí en la tierra. Cómo había logrado en sus pocos años de vida, ganarse el amor incondicional de tanta gente, de tantos lugares diferentes y de tantos niveles diferentes. Cómo es que pudo calar tan hondo...la respuesta la he encontrado en el pasaje de la biblia que hoy me motiva
a escribir esta reflexión. Su grandeza no estuvo en sus cosas materiales, o en su dinero o en sus influencias....es que fue el más pequeño entre nosotros...su humildad lo hizo grande.
Así vivió nuestro Faco su vida...reconoció cuál era su espacio y su verdadera dimensión en este mundo, sabía cuales eran sus límites, respetó siempre los derechos del prójimo, nunca fue dependiente del aplauso ajeno. Siempre fue libre y siempre recordó que en el prójimo hay un ser humano igual a nosotros, que merece dignidad y respeto sin importar raza, color o estatus social. Siempre transparente...
Que Dios nos ayudé a tratar de ser de los más pequeños...de los más humildes, que logremos vivir una vida llena de esa paz y esa transparencia que trae consigo la más grande de las virtudes de todo cristiano....la Humildad.
Que tengan una linda semana!
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