El ser humano a perdido la capacidad de soñar. Al parecer, el realismo, las noticias y un mundo que gira hoy más rápido que ayer, ha borrado de la programación cerebral la capacidad innata de todo ser humano de soñar.
Con la capacidad de soñar atrofiada, tenemos ahora seres humanos más frios, mas reales, pero al mismo tiempo seres humanos más tristes y definitivamente índices de suicidio más altos.
Una de las épocas más felices de mi matrimonio fueron los primeros 6 meses, recuerdo que no teníamos inversor y en las noches nos daban largas horas de "apagones" (para las personas que no viven en Santo Domingo...si! existe un país en el mundo donde dan unas 10 horas de NO energía eléctrica). En esos largos meses, recuerdo que mi esposo y yo nos sentábamos en una terraza que teníamos en aquella casa o nos recostábamos en el sofá a contar historias de nuestra niñez o simplemente a soñar despiertos sobre una vida mejor. Fué una época de gran compenetración y a decir verdad añoro aquellas interminables noches de oscuridad a la luz de las velas, parece increíble que una situación que pudo ser desesperante, realmente formó las bases de nuestro matrimonio.
Sin embargo, retomando el tema, fue la parte de soñar que nos ayudó a sobre llevar aquella situación y son momentos que hoy atesoramos. Y es que soñar, tiene un efecto catalizador de emociones y es una herramienta excelente de planificación futura.
Pareciera que, a medida que hemos perdido la capacidad de soñar, nos hemos convertido en máquinas cuyo futuro es determinado por la situación del mercado o por otras personas, hemos perdido la capacidad de vislumbrar en el hoy lo que queremos alcanzar...peor aún, al no poder mantener nuestras metas en el horizonte nos hemos olvidado de vivir la vida por la que soñamos y pasamos a vivir la vida que otros sueñan para nosotros.
Ojalá pudiese la humanidad recuperar su capacidad de soñar...su capacidad de creer que se puede, su fé en si misma y en la sociedad.
Ojalá dejara esto de ser solo un sueño...