Sin importar cuantos libros sobre nacimientos hayas leído, cuantos bebés recién nacidos hayas cargado o cuanto te imagines ese momento; nada te habrá preparado para ese momento donde escuchas gritar a tu bebé por primera vez. Si tuviese que definir como me sentí en aquel momento tendría que decir "satisfecha por el deber cumplido". Recuerdo que escuché cuando el doctor le dijo a mi esposo "filme aquí para que vea como estaba enredado el cordón" y luego recuerdo haber escuchado aquel grito por primera vez. Cerré mis ojos y en aquel momento solo pude darle gracias a Dios, decirle que estaba agradecida porque la había traído a este mundo y porque me había dado la oportunidad de cargar uno de sus milagros dentro de mi...pedí por su salud, porque el Perinatólogo me dijera que todo estaba bien...
Luego recuerdo al Dr. Torres, el salió corriendo con la nena en brazos y mi marido detrás filmándolo todo, cuando regresó traía en sus brazos a aquella pequeña personita, aún lloraba pero me la pusieron cerca de la mejilla y pude besarla, pude sentir su piel aún con vernix y de repente ella hizo silencio, como si supiera que su mami estaba allí. Fue un momento muy mágico porque el quirófano seguía lleno de médicos trabajando todavía en mi, los monitores que me tenían conectados seguían emitiendo sonidos pero yo solo tenía ojos y oídos para ella. Es en ese momento donde te das cuenta que tu corazón ha dejado de vivir en tu pecho, te das cuenta de que aquella personita que estuvo dentro de ti por tanto tiempo salió y se llevó consigo parte de tu ser.
Nada ni nadie puede prepararte para aquella oleada de amor que te sobrecoge. Físicamente todo tu ser comienza a vivir para ese bebé, tus senos laten prestos a amamantarla, tu corazón se acelera cuando la ves, tus sentidos buscan olerla, verla, escucharla, todo en un afán por reconocerla tuya. Luego estan las miles de emociones que te invaden, primero un amor tan inmenso, tan diferente a todo lo que hayas experimentado que por momentos te deja sin aliento. Te invade la alegría, la esperanza, la fortaleza...es como si de repente pudieses vencer al mundo, pudieses sobrepasar cualquier cosa y es entonces cuando comprendes que eres capaz de dar tu bien más preciado...tu vida misma...por la felicidad de aquella pequeña vida que hoy aferra tu meñique con su pequeña mano.
Definitivamente te das cuenta de que tu corazón no te pertenece ya, ha dejado de vivir, de latir por ti...ahora lo hace por alguien más. Ha dejado de vivir dentro de tu pecho para vivir fuera de él. Y mientras la amamantas una vez más a las 3 am., cuando el agotamiento debería haberte vencido, cuando el mundo completo duerme, cuando dudas de si podrás llevar a cabo la tarea...aquella personita que toma el pecho mientras duerme esboza una sonrisa y te das cuenta que si puedes seguir, que aquel dolor de espaldas no era tan fuerte como te lo imaginabas unos momentos atrás, que el cansancio ha desaparecido y sabes con fé ciega que podrán salir adelante.
Al mirar su rostro mientras duerme te das cuenta de que miras un milagro a la cara, se afianza tu fé, tu relación con Dios se torna más fuerte. Al mirar su rostro comprendes que puedes ser mejor persona, comprendes cuales son las cosas que tienen valor, tu plan de vida cambia, tus sueños y ambiciones cambian...tu norte pareciera ser diferente.
Ningún libro, ninguna experiencia te prepara en la vida para este momento. Nada de lo que nadie pudiese decirte es remotamente similar. Comprenderte instrumento de Dios para dar vida y criar a uno de sus milagros puede ser abrumador. Es cuando comprendes que tu vida ha cambiado por completo, que ya nunca volverá a ser igual...y sabes qué? realmente nunca querrás que lo sea.
Comentarios
Espero, que el bebé crezca bien sano. Felicidades.
Ver a Francesca Marie es un sueño hecho realidad.. es sencillamente la obra de Dios que se glorificó entre ustedes y ha sido tan generoso porque los ama con ese Amor Eterno que sólo El puede dar, les mandó ese hermoso angelito, una gran responsabilidad, pero bien vale la pena!!. Estoy tan pero tan contenta por ti, por ustedes, que ya imagino las fotos con la bebé con sus colitas o los famosos lazos de Tia Dunia, pero más que fotos, todos los momentos felices que estaremos disfrutando todos...Celebro contigo este milagro y tal como dices, ni mi sueño profético se iguala a la emoción que sentí cuando a 900 millas de distancia oí la voz de Miguel diciendome: Hola Tia Dunia, ya nací!
Abrazos!
Que hermoso sentimiento verdad? Inigualable e incomparable.