Somos prestos al juzgar, duros al lanzar la piedra contra otros. Al parecer es naturaleza humana señalar a los demás y enumerar con lujos de detalles sus fallas y lo que pudieron haber hecho para que dichas fallas no ocurrieran. Sin embargo, al momento de juzgarnos a nosotros mismos somos los seres mas benévolos y misericordiosos del mundo.
Por qué juzgamos? paso mucho tiempo pensando en eso...nunca he comprendido que nos hace pensar que somos los llamados a juzgar e inclusive sugerir castigos a las fallas de los demás?. Realmente me duele pensar que nos hemos convertido en seres tan duros y frios.
Lo que hace grande ese Dios a quien pedimos cuando nuestros problemas nos agobian es su capacidad de ser misericordioso. La misericordia es el acto de amor máximo de Dios hacia nosotros y debería extrapolarse en nuestra conducta diaria.
Siento que los seres humanos nos hemos llenado de un rencor innecesario, rencor hacia lo que no tenemos (y entendemos que merecemos), rencor hacia el bienestar ajeno, hacia las cosas lindas que le pasan a los otros. Ese rencor nos ha vuelto amargados, personas llenas de una carga de amargura tan grande por la sonrisa ajena que inclusiva la muerte la consideramos "el castigo perfecto" hacia las personas.
Hasta donde ha llegado nuestra materialización? hasta dónde nuestra amargura nos ha llevado a pecar deseando la muerte de un hermano? hasta dónde hemos juzgado a padres, madres, hermanas, hijos o desconocidos?.
La parte más difícil de todo es que la mayor parte del tiempo juzgamos sin conocer los hechos concretos y esto nos lleva a emitir juicios que hieren profundamente a las personas. Un golpe bajo que proporcionamos en un momento difícil o en un momento de dolor. Que poca evolución espiritual tenemos, que pequeños seres amargos y llenos de odio somos.
En la naturaleza las manadas lloran la partida de uno de sus miembros...no hay zebra que juzgue a otra zebra por que de manera tonta trató de cruzar el rio lleno de cocodrilos o porque desafio las leyes de la gravedad cruzando ese barranco...y nosotros por qué lo hacemos?
Ojalá llegue el dia donde el ser humano pueda apartar de su corazón todo rastro de envidia, de odio, de rencor...donde seamos capaces de ver más allá de las diferencias materiales que nos separan, donde la alegria ajena sea la nuestra, donde el dolor ajeno se convierta en el nuestro. Cuando ese día llegue habremos evolucionado espiritualmente, comenzaremos nuestro crecimiento como raza y estoy segura que el mundo será un lugar mucho más habitable.
Hasta entonces...trataré yo de no juzgar a los otros, de vanagloriarme con los milagros ajenos y llorar con sus desgracias. De mantenerme sensible a los demás para conservar mi parte espiritual lo más intacta posible, para tratar de alejar la materialización de mi alma...mientras seguiré orando por todos nosotros...que Dios tenga misericordia, que antes de abrir nuestros labios recordemos el mandamiento de Dios que dice "Amarás al Prójimo como a ti mismo".
Que Dios tenga piedad de nosotros y que el curso de la humanidad tome un giro inesperado...de lo contrario estamos labrando el camino a nuestro propio exterminio. Ojalá cada dia cuando el sol asome su cara radiante por el este sus rayos traigan toneladas de amor a nuestros corazones...eso es lo que nos falta...mucho amor, mucha comprensión, mucha sensibilidad y lo más importante nos falta mucho DIOS.
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