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Poniendo tu vida en perspectiva...



Muchas veces en la vida uno necesita que alguien más te ponga la vida en perspectiva...que te de una pastillita de "reubicatex para que puedas volver a disfrutar a plena consciencia de las bendiciones de las que eres propietario. Pues mi pastilla me la dieron hace unos días, tres niños que mendigaban frente a una panadería.

Ese día donde ocurrió la anécdota que estoy a punto de compartir estaba particularmente de mal humor. Sentía como que trabajo mucho y que tenía que esforzarme demasiado para recoger lo que yo consideraba migajas de la vida. Pero estaba a punto de recibir una lección de vida de las buenas...de las que te marcan.

Eran las 5:30 pm y contrario a lo que hago todos los días al salir del trabajo ese día le pedí a una compañera que me dejara en una estación de combustible donde hay una panadería, allí esperaría a mi esposo para ir a buscar a nuestra hija en casa de mis suegros. Al acercarme a la entrada de la panadería pude ver tres niños...sus edades rondarían entre los 6-8 años y estaban sentados en las escalinatas de la panadería pidiendo a todos los que pasaban. Claro está, yo no fui la excepción y al aproximarme a las escalinatas escuché el clásico "Doña denos un peso para comprar un pan".

Durante los años que luche contra la infertilidad desarrolle una sensibilidad especial con los niños que mendigan. Quien no es sensible ante un niño que pide? (de hecho esto lo saben los padres de esos niños y por eso los mandan a la calle a pedir y claro por la inmensa necesidad en la que viven también). Pues bien, extrapolen esa sensibilidad que todos tienen ante la pobreza y el desamparo de un niño y multiplíquenla por un numero inimaginable...pues bien...esa fue la sensibilidad que yo desarrollé. Muchas veces llegue a cuestionarle a Dios, y no me da vergüenza admitirlo, porque permitía aquello mientras yo luchaba por tener un bebé. Al llegar Francesca, dicha sensibilidad se ha multiplicado por un número aun mayor, pues no puedo evitar verlos y decir...."Dios si pudiera recogerlos a todos, darle un hogar seguro, un plato de comida y mucho amor como le doy a la mía...".

La situación se pone aun peor cuando leo las noticias y veo la cantidad de niños que mueren en tragedias inimaginables. Las estadísticas que hablan del abuso, de la miseria y del terrible estado en el que estos niños deben criarse. Amigos y mi mismo esposo me dicen muchas veces "no puedes salvarlos a todos", "imagínate pero no tenemos dinero" o "si le das un peso es al papa que bebe que se lo estas dando" o "no le des el pez...enséñales a pescar"...la lista de consejos bien intencionados es infinita...y yo les juro que trato de ponerme una coraza...de hacerme de la vista gorda ante el bebe desnutrido y somnoliento que a plena doce del día aquella haitiana me muestra ante el cristal del carro con la mano extendida pidiendo un peso. Trato...les juro por lo mas sagrado que es mi Dios que trato de ponerme la coraza...pero la verdad es que no puedo. Que si bien es cierto que ya he superado la parte donde las lágrimas salían a borbotones aun se arruga mi corazón y no puedo evitar sentirme tremendamente mal al respecto.

Aquellos niños no fueron la excepción, entre a la panadería con un profundo pesar y como mi estado de ánimo no era el mejor ese día, a mi pesar le agregué el desencanto que sentía por el gobierno, por la "lucha que se coje para vivir en este disparate de país"....y claro digamos que toda la situación se convirtió en un aderezo que no hizo mas que hastiarme hasta donde no puedo explicar. Compré lo que iba a comprar en la panadería y me senté a tomar un jugo...."Donde estaría mi esposo? no quería seguir allí viendo a esos niños porque eran un reflejo de lo disparatoso del país donde vivía y un vivo ejemplo de las cosas que ya me tenían..en buen dominicano, JARTA"

Vi a varias personas entrar y no puede evitar comenzar a contabilizar quien daba algo a los niños y quien no. Solo un señor le dio unos pesos mientras que uno que conversó con ellos antes de entrar y que compró tres panes...terminó desilucionándome porque los panes no eran para los niños. En ese momento recordé que debía comprar la comida de mi perrita en la farmacia de al lado...y fue allí donde me encontré con mi dilema. Ahí estaba yo, a punto de gastar unos 600 pesos en comida de perro mientras esos niños mendigaban por un pan...me sentí de verdad miserable, asqueada del ser humano, de nuestras opulencias sin sentido y de nuestro corazón frió. Recordé de repente toda la comida que "sobra" en mi casa y que cada sábado tengo que hacer limpieza del refrigerador para botar en el safacón cosas que se dañaron...me dije "wow que lección me acaba de dar la vida...hay que dejar de desperdiciar cosas...mira como están esos niños pidiendo y yo botando comida...tan botarata que soy".

Sin embargo estaba lejos de comprender o de siquiera haber recibido la verdadera lección de vida. Me dirigí de nuevo al mostrador para tratar de callar un poco mi consciencia y le dije a la dependiente que me diera tres panes de unos que hay rellenos de una salchicha de hot dog y tomé tres jugos de la nevera. La cuenta hizo RD$120 pesos dominicanos. Pagué y salí con mi funda para entregarla a los niños (y se pueden guardar aquí las lecciones de que no les enseñé a pescar, de que solo le resolví el problema de un día...etc.). Mandé todo consejo al carajo y me dije...déjame ser quien soy y punto...y yo pienso que fue allí cuando Dios decidió obrar y darme la lección de vida mas maravillosa que he recibido.

Iba pensando como "justificar" mi acción y me dije "bueno aunque les este resolviendo el problema de un día por lo menos espero que esos niños recuerden que alguien les dio amor y se preocupó por ellos aunque fuera por un minuto y que esto marque la diferencia entre convertirse en delincuentes o no" (todavía no entiendo porque buscaba yo una justificación a un acto de caridad que no sea por la mera presión social de andar uno justificando todo lo que hace para encajar en los esquemas que tienen los demás ya predeterminados). Al salir pude notar las evidentes señales de desnutrición en sus cuerpecitos, los llame y les dije "Hola...aquí hay algo para ustedes...cuídense mucho y por favor se portan bien, cuando terminen recojan la basura en la misma funda y la ponen en el safacón, esta bien?", me dijeron que si pero pensaba que no me habían prestado atención porque sus ojos nunca se despegaron de la funda.

Asi que di la espalda pensando "ahí esta mundo...hice todo lo contrario a lo que me aconsejan" y fue cuando escuché algo que me cambiara la vida. Uno de los niños, el mas pequeño dijo "Wow...Esa señora es millonaria...nos regaló panes que tienen carne (haciendo referencia a las salchichas)..." y el otro dijo "Si...es verdad...y jugo de manzana...yo nunca había probado una manzana". Pues bien la persona de la farmacia pensaba que me estaba muriendo porque entre con la cara llena de lágrimas. Hasta aquel momento no me había dado cuenta de que en verdad soy "millonaria"

Así que por unos 120 pesos dominicanos aprendí a valorar lo que doy por sentado, aprendí que mis bendiciones no son la expectativas sociales que tengo de una vida mas holgada...que aunque suene conformista...soy millonaria porque tengo familia, amigos, amor, paz y un plato de comida en mi mesa cada día. Soy millonaria y no lo sabia...eso es increíble! conocían ustedes a algún millonario que no lo supiera? pues bien como yo deben haber cientos de miles...talvez millones!.

Al salir de la farmacia con la comida de mi perrita pude ver a los niños recoger la basura en la funda tal como yo les había dicho...y mas porque recogieron no solo la de ellos sino la otra basura que encontraron en el parqueo. Me dieron las gracias como un millón de veces y cuando estaba a punto de subir al vehículo de mi esposo escuche al mas grande que decía "Dios la bendiga señora"...y sentí la brisa fresca del aire acondicionado del carro y me dije "Amiguito...Dios ya me ha bendecido...es solo que yo muchas veces lo olvido".

Pon tu vida en perspectiva hoy...mira a tu alrededor porque talvez, como yo, eres uno de esos millonarios ciegos. Comienza a vivir y disfrutar tus bendiciones...lo demás (la lucha que se coje, el país disparatoso, el carro ese que no puedes comprar) es nada que deba quitarte el sueño porque realmente para donde vamos solo nos llevaremos nuestras acciones, nuestros sentimientos y aquellas bendiciones que no tienen precio.

Comentarios

Hola!! waoooo. acabo de sucumbir ante esta lectura, me llenó de sentimientos y se me aguaraparon los ojos por enteder la realidad de nuestro mundo en estas líneas, allá en tu país y yo aqui en Venezuela y con realidades tan afines.
Saludos y felicitaciones por lo que escribes.
Karolyn dijo…
Milagros un saludo...si es verdad que muchas veces olvidamos que esa realidad que pensamos es mala por ser la que nos toca muchas veces es una riqueza comparada con la realidad que otros enfrentan. Un abrazo

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