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Me regalaste flores...



Hace tres años que te marchaste a los brazos amorosos de Dios...que fiesta debe haberse celebrado en el cielo!. Sin embargo, aquí dejaste un gran agujero en mi corazón. Como padre amoroso que eras...pensaste en cada detalle para que tu partida fuera (si es que puede ser así) lo menos dolorosa posible.

Eras cibernético y dejaste programado en un site de tarjetas...que automáticamente me llegara una tarjeta de cumpleaños a mi correo...tengo dos años recibiéndola y con este serán tres...no te imaginas como me aferro a esos correos, que aún sabiendo son enviados por un robot electrónico, tienen impreso tu deseo ferviente de agradarme. Ese deseo que desde toda la vida fue característico de cada una de tus acciones para conmigo.

No sabes cuanto te extraño, como cada día de mi existencia no pasa sin que algo me acuerde tu nombre. Pienso, que lo que más extraño de ti son esas llamadas llenas de consejos invaluables, ese pausado hablar, aquellos oídos siempre prestos a escucharme...aquellos detalles que ya no están...

Añoro tanto sentarme en la galería de la casa y subir mis pies sobre tus piernas, para que tu pusieras tus manos en ellos y escucharas todo lo que yo tuviese que decir, como si cada palabra que saliera de mi boca fuera la más maravillosa verdad absoluta que nadie hubiese dicho jamás.

Me hiciste sentir siempre como una princesa y nunca me cupo la menor duda del profundo amor y el orgullo que sentías por mi. Tuvimos una relación muy especial...y aunque cierro mis ojos y puedo describirte en detalle siento miedo de que un día llegara el tiempo a borrar tu imagen de mi memoria. Fuiste un padre especial...y solo Dios sabe porque te llamó a participar de su reino...debe haber necesitado un ángel...

Tan orgulloso estabas, que tomaste prestado el día de mi nacimiento para partir...como si quisieras que yo jamás olvidara tu presencia, y lejos de borrar la dicha del día de mi cumpleaños me enorgullece que haya pasado así...que por siempre compartiremos un día especial. En ese día, desde hace tres años ya, mi teléfono no suena temprano para escuchar tu voz que me felicitaba, ya no me guardan ese sancochito que era mi comida favorita y ya no recibo aquellos regalitos pequeños que tanto valor tenían para mi...ese día que años atrás se abrió con mi llanto a las 7:54 am hoy se abre con un profundo silencio.

Mi viejo querido...uno de los dos seres sobre la faz de este planeta que me profesan un amor incondicional...que va mucho más allá de lo que puedan las palabras decir. Con tristeza me decía mami que tus orquídeas se habían secado y que unas cuantas que aun tenían hojas verdes lucían desanimadas...compartíamos la misma pasión por esas plantas, eran tu pasatiempo y sus flores nos causaban alegría a ambos. Que gran pesar me causó esa noticia.

Renuente a dejar escapar otro recuerdo tuyo me llevé lo que quedaban de ellas, algunas solo un maso de raíces...las sembré en mi jardinera...hace solo un mes...aun no estoy segura de por qué lo hice, talvez porque aun, viejito adorado, me rehúso a dejar morir tus recuerdos...que pareciera cosa de tontos aferrarse a esos pequeños detalles pero al final son una manera de perpetuar algo que tu amabas.

y como si aún desde el cielo insistieras en celebrar mi natalicio...las flores han llegado...blancas, frescas. Fue como si les hubiese echado algún abono especial, cosa que no hice, los verdes brotes comenzaron a salir y un pucherito pequeño con unas cinco flores asomó de una de las plantas, no sabia que color tendrían y resultaron blancas, las que mas me gustan, las simples, las comunes, pero que para mi están cargadas de significado. Blancas representando la pureza de ese amor desinteresado que siempre tuviste por mi.

Hoy celebro un cumpleaños más sin ti...daría lo que no tengo por poder estrecharte nuevamente en mis brazos, ver aquella mirada de profundo amor y orgullo, compartir un "ambigú" mientras juntos arreglamos los problemas del mundo...y tu, tu desde el cielo te preocupaste por regalarme flores, que llegaron justo a tiempo, esta mañana despertaría a los cinco botones perfectamente abiertos.

Las miró y no canso de admirarme de este inmenso amor que sientes por mi, tan inmenso que puede regalarme flores desde el cielo, recordarme lo especial que soy para ti. Gracias por las flores y aunque me veas llorar no estoy triste, estoy orgullosa y se que ocupas un lugar especial en el cielo, no cuestiono tu partida, no se quebranta mi fe. Es mi carne que te hecha de menos, son tus flores que me han hecho tan feliz, que derramo lágrimas de alegría.

Hace tres años atrás, en la cama de un hospital, yo apretaba tu mano mientras te despedías satisfecho de este mundo terrenal, mientras años atrás en una clínica también tu me recibas al mundo que me tocaría vivir. Que orgullo ser tu hija, que orgullo tener tu apellido, haber heredado de ti la rectitud y la honradez, lo detallista y lo no-conformista.

Gracias por las flores papi...están preciosas! y aunque se que te fuiste mortificado porque no me diste "todo lo que yo me merecía", no se me ocurre pensar una sola cosa que no haya deseado que tu no me la hayas provisto. A tal extenso tu sacrificio que para hoy desee poder verte y tu te tomaste un descanso para enviarme mis flores favoritas!

Comentarios

Sandy Calcano dijo…
Me gusta mucho tu blog. Me identifico mucho con este escrito, porque yo tambien he sufrido la perdida de mi padre.
Yo tambien escribo. Te invito a visitar mi blog. www.friendshiplatte.com

Feliz dia
Sandy

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