Muchas veces nos perdemos a nosotros mismos en el afan de la rutina, en el esperado sabor de los besos gastados por el tiempo, en el ir y venir del reloj que marca de manera implacable nuestras responsabilidades; y desaparece nuestra esencia borrada por las expectativas de una sociedad cada vez más complicada, menos humana.
Sin embargo, un dia despiertas y el aire tiene un sabor diferente, el ritmo de tu reloj cambia...sin pedirlo...solo porque el destino quiso que así pasara. Como si todo se conjugara para despertarte...para sacudirte...
A partir de ese momento...comienzan tus ojos a ver y tus oidos a escuchar. Tu mente y tus sentidos se ponen alerta, como cuando registras el olor a tierra que te grita que se avecina una tormenta. Me pregunto aveces, cuántos otros llegan a tener ese despertar? pocos, pienso, a juzgar por el rumbo que llevan el mundo y las relaciones.
Así desperté un día de junio...con la anticipación de la lluvia que se aproximaba, con los sentidos alerta...extraño porque aquel parecía un día igual que los otros que había tenido..."normal" por decirle de algún modo. Sin embargo, por alguna razón que desconocía no podía controlar una sonrisa que se me escaba de los labios, las palpitaciones que de repente se aceleraban como cuando estás a punto de recibir tu primer beso. No sabía de donde venía ese sentimiento...ni lo sabría por unas cuantas semanas más.
Esa tarde el tedio normal de las 3 pm. se vió interrumpido cuando el paquete más extraño del mundo llegó a mis manos de manera accidental. En un principio, fueron unas inocentes pinceladas...nada pretenciosas, como para no asustarme sino lo suficientemente interesantes como para manterme cautiva.
Días después no podía comprender el torbellino que me despeinaba la razón y que me robaba el sueño. Euforia mezclada con un toque de nostalgia...euforia por esa verdad que quemaba los ojos...nostalgia por los dias y las noches perdidas, por el tiempo que ya no podía recuperarse.
Fue en una de aquellas madrugadas cuando comprendí porque va la humanidad dirigida al desastre...me pregunté cómo pasó?, cuándo dejamos de sentir?, de qué manera pudimos deshumanizarnos así?...
Por eso hoy me lanzo...me lanzo a buscar...
* Los besos apasionados que se intercambian en la oscuridad de un callejón.
* Las sonrisas que te arranca correr cuando las primeras gotas de lluvia amenazan con mojar tus cabellos a solo pocos metros de tu casa.
* Los abrazos que curan corazones rotos.
* Las conversaciones que acercan.
* Los placeres simples que te hacen soñar...como el helado que te enfria la boca mientras el sol te tuesta la piel o el libro que te hace volver a leer la historia una y otra vez.
* Los olores que te transportan a tu niñez.
* El contacto piel con piel...
* La paz que guarda el momento de meditación, la tranquilidad de la oración.
En fin...hoy me lanzo a buscar, a vivir, a sentir...porque se nos ha olvidado sentir, que nos de un vuelco el corazón cuando nos miren, que se nos caliente la piel con una caricia, que nos duela la cara de tanto reir...se nos estan olvidando los sentidos y es como si vivieramos en una nebulosa tecnológica donde las caricias estan pasadas de moda y las palabras amables estan de más, donde se visitan los muros de redes sociales pero las casas permanecen vacías. Se nos ha olvidado que nuestra esencia humana requiere ser parte de una manada (por llamarle de algún modo), porque amar, reir, compartir nos hace bien...
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